Las municiones en racimo plantean peligros importantes para los civiles por dos razones principales: su impacto en el momento de su uso y su legado letal. Muchas submuniciones explosivas y bombas pequeñas no detonan como deberían cuando se dispersan, y se convierten en minas terrestres de facto que matan y mutilan indiscriminadamente mucho después de que el conflicto ha terminado y crean barreras para el desarrollo socioeconómico.
El 97% de las víctimas son civiles, y casi la mitad son niñas y niños, con un riesgo altísimo por el simple hecho de jugar al aire libre cerca de estos restos explosivos.
Argentina dejó de producir bombas en racimo, pero aún no ha firmado la Convención que las prohíbe. A pesar de haber apoyado la prohibición de estas armas debido a sus consecuencias humanitarias devastadoras, seguimos siendo el único país ex-productor que no se ha adherido.
Queremos que Argentina se sume al Tratado que prohíbe estas armas, por eso llamamos activamente a una revisión de su posición para que adhiera a la Convención sobre Municiones en Racimo.
¡Sumá tu voz a este llamado!
Copyright © 2021 Asociación para el Análisis de Políticas Públicas - Todos los derechos reservados.
Usamos cookies para analizar el tráfico del sitio web y optimizar tu experiencia en el sitio. Al aceptar nuestro uso de cookies, tus datos se agruparán con los datos de todos los demás usuarios.